3 de mayo de 2011

El sentir de una funcionaria pública

3 de mayo de 2011
Cuando entramos a la universidad, mi mejor amiga decía que quería trabajar en el sector público. Yo la verdad no recuerdo haber compartido con ella las razones de sus deseos, pero cuando me convertí en funcionaria del gobierno central, la entendí.

Es de locos estar en una entidad que tenga el espectro global de las cosas. La cobertura de sus acciones tienen carácter nacional y aunque las grandes empresas influyen de alguna manera en las decisiones de gobierno, el poder de decisión está de nuestro lado.

El trabajar por mi país y en él, es algo que siempre he tenido en la cabeza. Nunca he tenido afanes de irme a vivir a otro lugar (aunque me encantaría poder irme a estudia) y mucho menos de ir a venderle mis capacidades a otros, donde posiblemente todo esté hecho ya. Siempre pensé que mi país necesita de gente que trabaje para él.

En Colombia las oportunidades son inmensas. No hay nada! (no malinterprete), todo hay que construirlo, y qué mejor que hacerlo desde el lugar que se crea específicamente para eso.

Siempre diré que el espíritu del sector público me encanta, pero la verdad no creo poder con él. No quiero que suene a que alago mis altos valores éticos y que soy el ejemplo de moralidad, porque los que me conocen bien saben que muchas de mis actitudes distan de esta condición; pero es imposible dejar de sentirse mal cuando por todas partes ves que ese gobierno que en vez de disponer de todos sus recursos para hacer de este país un lugar mejor, lo único que hacen es desbaratarlo.

Obviamente no voy a decir a qué institución pública pertenezco, pero aquí, como en todas, el despilfarro está a la orden del día. Aquí no hemos visto caso de contrataciones de miles de millones que benefician a un grupo de ratas, pero para mí, esos contratos "chiquitos" que se hacen para devolverle el favor al sobrino líder de campaña que acaba de salir de la universidad o el evento en San Andrés con todo pago, o la comidita de yo no sé quién que sale en medio millón porque hay que pedirla a tal o cual restaurante, son igualmente corruptos (lo malo de la rosca es no estar en ella…digo)

La verdad poco tengo en contra de los contratos de gente buena, trabajadora y que se muele el hombro para sacar su proyecto adelante. Pero ese tipo de contrataciones irresponsables donde ponen a un payaso que aparte de ser ignorante, incompetente e inepto, es grosero, orgulloso e incapaz de aceptar que no sabe nada y que la embarra con cada paso que da y con cada bestialidad que se atreve a decir, no sólo me molestan, sino que como a todos los colombianos, me entristece.

¡Oiga, pero que no se le note el odio! sí, es físico odio porque cuando veo a ese tipo de personas, se me daña el día. Confieso que ya no siento motivación alguna por mi trabajo, vengo por pura necesidad de plata y a calentar un puesto que no me merece. Sí, yo sé, ya me he convertido en ese tipo de funcionario público que se ha hecho a la fama de no hacer nada y sólo cumplir horario. Me siento triste, estancada, no aprendo nada nuevo desde hace mucho tiempo y sinceramente estoy que me voy. He empezado a pasar hojas de vida en varias partes, esperemos que algo salga. La verdad, no sé buscar empleo, he sido muy de buenas en la vida y el trabajo ha llegado solito.

¿Le digo la verdad? no he hecho mucho esfuerzo y me mantengo aquí porque no tengo las bolas suficientes para renunciar y empezar a buscar trabajo. El susto de no encontrar, tener que dejar mi maestría, devolverme para Palmira, tener que vivir nuevamente en la casa de mi mamá (que es delicioso, pero ya me acostumbré a vivir sola), simplemente me paraliza y prefiero meterme jijuemil pajazos mentales (tales como: hay que aprender de todo en la vida, malos jefes va a tener por montón, las peores situaciones son las que más enseñan, etc), antes de pasar la carta de renuncia.

En el fondo, y a pesar que hace rato perdí la fe en la humanidad, pienso que el sector público es lugar de grandes cosas y algún día yo estaré haciendo esas cosas, es decir, tal vez algún día esta situación cambie. Tal vez algún día yo con mi trabajo me gane algún puesto de esos donde se pueden tomar decisiones importantes y Colombia me lo agradezca, pero por ahora, ¿alguna vacante?

2 comentarios:

María Eugenia Valencia dijo...

Está muy bueno!!!! Pero que pasa... no que perdiendo el miedo??? mentiras a veces es mejor aguntar, pero algún día nosotros escribiremos la historia de nuestro país y no solo ejecutaremos las malas decisiones de otros.

Abrazos,

Maru

*Luisa* dijo...

Mi Maaaaaru, qué rico tenerte por acá. Querida, lo estoy perdiendo...es un proceso que tal vez dure...toda la vida jajaja.

Me gustaría tener la certeza que eso será así, pero supongo que lo rico de la vida es dejarse sorprender...y quién sabe, tal vez el día de mañana tendrás que pedirme cita jajjaa. Besos mi Maru! TQ