10 de enero de 2014

Mi regreso...no tan triunfal

10 de enero de 2014
Hace casi dos años fue la última publicación que hice. De hecho, quedó en veremos la segunda parte de una entrada, que ya ni recuerdo por qué no publiqué. ¿Qué pasó después? Uhmmm, llegué a Israel, aprendí un montón, conocí lugares y personas increíbles, me enamoré, me ilusioné y así como llegó, se fue.

Unos meses después, cambié de trabajo (¿se acuerda que vivía en el infierno?). Mi vida cambió radicalmente después de eso…hasta se me alisó el pelo, la cara tuvo un semblante mejor, el estómago dejó de molestar tanto (aunque después volvió a sobar) y fui feliz. ¡Soy feliz!

2012 un buen año. 2013, aún mejor. Muchas experiencias nuevas; retos gigantescos; personas maravillosas; enormes aprendizajes en todo sentido, laboral, personal, sentimental. He viajado, he conocido culturas muuuuy diferentes y uno aprende a abrir la mente y a comprender que el hecho que uno no entienda muchas cosas, estas no dejan de existir.

Aprendí a ver la pobreza en dimensiones nunca imaginadas. Pero también aprendí que es una concepción netamente material y no tiene absolutamente nada que ver con lo importante del ser humano: el ser, precisamente, el ser.

Han pasado muchas cosas. Dos años es bastante tiempo para mirar atrás y hacer un buen análisis de los diferentes giros que ha tomado mi vida; buscados o no, radicales o pausados, interesantes o aburridos, todos han servido para ir madurando un alma que parecía no tener nada claro.

Sigo sin saber qué quiero que pase en los próximos 10 años (luego le cuento de la crisis de los 30, que más que crisis es una parada obligada en cuestiones de retrospectiva y prospectiva, por supuesto), pero ya varias cosas son más comprensibles. ¿Como qué? Lo más importante tal vez fue aprender que todo depende de las decisiones y de la actitud con que se tomen esas decisiones. En mi caso particular, nunca he tenido un plan de vida. Las oportunidades han ido apareciendo y las he ido aprovechando o no (según me lo dicten las entrañas – lección número 2: hacerles caso, siempre tienen la razón)…y mire que ser feliz no es difícil…es simplemente asumir con buena energía las decisiones que uno toma y si la embarró, es darse cuenta y remediarlo antes que sea muy tarde y uno pueda llegar a arrepentirse. Otra lección: uno se arrepiente más de lo que no hizo de lo que hizo. Lo que uno ha hecho, es lo que lo define. No hay que arrepentirse de lo que uno ha aprendido; todas al final, son buenas experiencias en términos de conocimiento; pero es ese “what if”, lo que puede llegar a carcomer los sesos.

Ya sé qué quiero hacer, ya sé cómo hacerlo. Todo es cuestión de timing (4ta lección)
Uno aprende a desprenderse. A dejar ir lo que no quiere estar en la vida y a soltar lo que lo ata a uno a un pasado, que si bien pudo haber dado muchas lecciones, de todas formas es pasado. Uno aprende a llorar sin soberbia, a dejar el orgullo pero mantener la dignidad, a reír con ganas y a valorar a cada una de las personas que aparecen en la vida.

Uno aprende con más certeza que son los detalles los que hacen hermosa la vida. Uno aprende que el amor hay que vivirlo con intensidad y que es precisamente él, la clave de la felicidad. Que es el amor por uno mismo el más importante, pero el más difícil de cultivar y que la soledad es el camino para descubrirlo.

¿Por qué no tan triunfal?
A pesar de sentirme en uno de los mejores momentos de mi vida, aún faltan cosas. Soy una persona ambiciosa y en ocasiones me doy duro cuando quiero las cosas y no las tengo. Soy feliz pero no conformista. Aunque quién sabe. ¿Será que en algún momento uno deja de querer más?


Espero poder sacar el tiempo para seguir escribiendo. No sabía cuánta falta me hacía la catarsis con usted, querido y constante lector. 

0 comentarios: